Por Jorge Tovalín
¿Qué harías si tuvieras superpoderes por un tiempo limitado, digamos, una semana? ¿Los usarías para hacer el bien como tus héroes del cómic? ¿Para ayudar a tu familia? ¿Para vengarte de quienes te hacen la vida imposible? ¿O te la pasarías a lo grande, antes de regresar a lo de siempre?
Publicado originalmente en 2014 por el sello Image y ahora por Panini Comics México, MPH es una de las más recientes historias escritas por la máquina de bestsellers comiqueros Mark Millar, quien tras saltar a la fama hace 20 años con Civil War (Marvel) probó suerte con una larga serie de exitosos, al menos desde el lado económico, proyectos de autor. Entre los más sonados destacan Wanted, Kick-Ass y The Secret Service, que ya fueron adaptados al cine.
Actualmente, los lectores mexicanos pueden encontrar dos cómics distintos de Millar en puestos de revistas: MPH y la emotiva Starlight, siendo la segunda, a mi parecer, superior desde el primer número. Aun así, MPH es un cómic sumamente disfrutable, en particular por el arte de Duncan Fegredo, responsable del increíble arte interior de Hellboy: The Storm y Hellboy: The Fury, dos de los últimos títulos publicados en México por Bruguera Comic Books antes de su cese de actividades.
Para su edición mexicana, y tal como suele hacer Panini Comics México, los lectores disfrutamos de esta historia en entregas que incluyen dos números por ejemplar, lo que se agradece no sólo porque nos permite llegar al desenlace a un ritmo más veloz, sino que también corremos menos riesgos de que nuestra miniserie favorita sea cancelada, en caso de no contar con buenas ventas, como puede suceder con títulos de duración indefinida.
¿Y de qué va MPH?
Al igual que en The Secret Service, Millar cuenta con un protagonista que pertenece a un estrato social bajo, con poca educación y muchas probabilidades de pasar la vida tras las rejas. La diferencia en MPH es que se trata de un grupo de amigos que vive en Detroit, una de las ciudades más peligrosas de Estados Unidos y también una de las más golpeadas por la crisis económica de hace algunos años.
Ahí conocemos a Roscoe Rodríguez, un dealer de bajo nivel y muchas aspiraciones, quien es aprehendido en un operativo policiaco y condenado a cinco años en prisión.
Es entonces que, en uno de sus primeros días tras las rejas, se topa ¿casualmente? con un frasco de MPH. Creyendo que se trata de algún medicamento controlado que puede dejarlo escapar de la realidad por un rato, ingiere una pastilla tras lo que experimenta un extraño ataque. Segundos después vuelve en sí, para darse cuenta de que puede moverse a supervelocidad.
Roscoe usará esta ventaja para cambiar su desafortunada vida, vengarse de su antiguo jefe y pasarla fenomenal con su novia y su mejor amigo, con quienes comparte el secreto de la droga milagrosa. Sin embargo, esto no pasa desapercibido por el gobierno, quien durante casi treinta años ha mantenido en reclusión al último hombre que había conocido los efectos del MPH.
De esta forma, y de acuerdo con Mark Millar, MPH nos habla sobre el empoderamiento de los más débiles y sobre las posibilidades que nos otorgaría el contar, aunque sea por un breve tiempo, con superpoderes (las pastillas del frasco tienen un efecto de 24 horas).
La edición mexicana cuenta con la traducción eficiente de Alberto Calvo, pero tiene un defecto: un penoso error de ortografía en la primera página. Ya que la traducción original de Calvo no incluía ese error, se le puede atribuir al diseñador José Carlos Ramírez o a cualquiera de los cinco editores señalados en los créditos, quienes debían detectarlo antes de mandar el cómic a la imprenta.
MPH #1
Historia: Mark Millar
Arte: Duncan Fegredo
Color y rótulos: Peter Doherty
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