18 abril, 2016

REVIVAL: LO ANORMAL ES UNA COSA DIVINA

Por Aldo Iván Espinosa 


Por un día, los muertos de Wausau volvieron a la vida. Desde entonces, la familia Cypress convive con inmortales que buscan la muerte sin encontrarla, fantasmas gigantes que habitan los bosques helados de Wisconsin, exorcistas, cuarentenas, y con un asunto policíaco y aún sin resolver: ¿quién mató a Martha Cypress? 


Lo visible y lo invisible
Si el plano terrenal es breve y perecedero, el más allá no conoce límites. O quizá sí: sin testigos, la siguiente vida es sólo un rumor a voces. Al apóstol Tomás se le atribuye la máxima que coloca al asunto en perspectiva (hasta no ver, no creer), Borges acude al cuento fantástico para plantear que lo imposible es posible pero incomunicable, y hasta Lisa intenta explicarle este misterio a Bart: sin un testigo alrededor que escuche al árbol caer en medio del bosque, etcétera. El asunto se complica cuando aquello que queremos que se manifieste, se manifiesta. Si lo imposible por fin sucede, a nosotros ¿qué nos sucede? ¿Qué sistema de creencias podría soportarlo? ¿Cómo trazar nuevas correspondencias y hacia dónde y con qué? O peor aún: ¿qué tal que ya sucedidos, lo posible y lo imposible terminaran confundiéndose? 


Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
Con apenas doce números publicados, Revival (Image Comics) ha ido construyendo una robusta escena pueblerina y familiar, mitad trhiller policíaco, mitad novela gótica americana, cuyos resortes son la ausencia y los silencios. La anécdota resulta casi sencilla: los muertos volvieron a la vida un dos de enero en la ciudad de Wausau. Las veintitrés personas fallecidas aquel día (sobredosis, accidentes, muertes naturales), resucitaron. Desde entonces, el fenómeno no ha vuelto a repetirse. ¿Es una enfermedad, un ataque bioterrorista, una maldición, un regalo divino? 

El sheriff Wayne Cypress y su hija mayor, la oficial Dana Cypress, enfrentan un cerco sanitario, el escrutinio de los medios de comunicación, presiones del gobierno federal, y el comportamiento cada vez más extraño de algunos de los revividos. La situación se complica cuando se descubre que la menor de las Cypress, Martha, es una de las resucitadas, y que su muerte es resultado de un asesinato. Casi nada. 


Ante la proliferación del zombie como tema y argumento, Tim Seeley y Mike Norton, escritor y dibujante respectivamente, se dan a la tarea de pensar la otra vida en términos milenaristas y no pandémicos: no hay sintomatología previa en los resucitados, no contagian y ni siquiera devoran carne humana. Tampoco presentan cambios físicos aparentes, sanan de cualquier herida mortal, y algo así como una ira profunda e incomprensible, parece consumirlos. Palabras más palabras menos, un verdadero designio divino. Allí donde la zombificación se reduce a un mero asunto de “ellos o nosotros”, Seeley y Norton oponen un lazarismo (por llamarlo de alguna manera), y se preguntan largamente sobre la posibilidad, o no, de convivir con un milagro endémico. 

Así, en el mejor estilo de Edgar Allan Poe, Jan Ray o Peter Straubb, el horror en Revival es la suma de la normalidad conviviendo con lo extraordinario, el discurso moral y retorcido que justifica cualquier crimen, y la incapacidad de los testigos (el fenómeno de la resurrección los sobrepasa) para dar un testimonio serio y más o menos confiable. Por si nada de esto fuera suficiente, Seeley y Norton agregan un elemento que vuelve a la situación más angustiante: un silencio viejo, profundo y frondoso como los bosques de Wisconsin, recorre al condado de Marathon. 


Pueblo chico, Apocalipsis grande 
Los habitantes de Wausau son, en Revival, una comunidad polifónica y variopinta, a la que el evento de la resurrección sume, casi de manera natural, en un mutismo recio, cómplice, culposo. Las vidas secretas que conviven en aquella pequeña ciudad del Medio Oeste norteamericano, no hacen sino volverse más secretas después del evento de los resucitados. 

Viejos amores jamás olvidados, infidelidades, robos, accidentes o crímenes ocultos: todo cobra mayor importancia de la que ya tiene, porque en la búsqueda de respuestas del fenómeno observado -este Arrebato Celestial sui generis-, lo que comienza a salir a la luz no es otra cosa sino el entramado de verdades a medias, contubernios y engaños sostenidos por décadas, cuya revelación es inútil porque no resuelve nada, pero que sí termina complicándolo todo. 


A las lágrimas negras de Martha Cypress, los dientes que brotan una y otra vez de la señora Dittman, al cuerpo de Tommy el Torso vendido por partes en el mercado negro de órganos, hay que sumarle los fantasmas que Cooper, el hijo de Dana Cypress, ha visto aullando entre los árboles, los negocios ilegales de la novia de Derek Hinch, el incidente que ocultan el alcalde y su esposa, el ultraconservador Edmund Holt, el exorcista Blaine Abel, y el paradero desconocido del revivido señor Hine. Todo líneas de investigación, todo leña al fuego. 

La impecablemente bien construida intimidad de los personajes por parte de Seeley, así como el trazo sobrio y realista de Norton, hacen de Revival (publicado actualmente por Editorial Kamite) historia de horror donde el horror radica no sólo en el evento fantástico, sino en los hechos que se ocultan, en la dificultosa comunicación entre los vivos (revividos o no), y en la absurda insistencia de regresar a la normalidad, cuando lo anormal se ha convertido en lo único seguro y cotidiano. 


Nuestro colaborador
Cree que Revival puede resumirse en una sola línea: but the silence was unbroken (del poema The Raven, de Poe), saldría con Martha Cypress si ella no estuviera tan muerta y revivida, y le parece muy sospechoso que Abel, el exorcista, se parezca tanto a Seeley. 

Artículo publicado originalmente en Comikaze #21 (noviembre 2013).



2 comentarios:

rei dijo...

No sabe escribir. Parece una traducción de Google. No tiene sentido.

Aldo Iván Espinosa dijo...

Chin. Y uno aquí, haciendo su mejor mejor esfuerzo. De todas formas y aunque no sepa escribir, te recomiendo mucho la serie. Kamite ya va en el número cuatro o cinco. ¡Saludos!