10 junio, 2013

MAN OF STEEL: EL VERDADERO REGRESO DEL HOMBRE DE ACERO

Jorge Tovalín



Siete años en el destierro cinematográfico fue la condena del primer superhéroe de la historia tras protagonizar Superman Returns (2009). Dirigida por Bryan Singer, quien venía de anotarse un par de hitazos de taquilla con las dos primeras películas dedicadas a los X-Men  de Marvel, Superman Returns, planeada como una secuela directa de Superman II (Richard Lester, 1980), no logró la recaudación mundial esperada por Warner, lo que contribuyó a que los planes de una continuación fuesen enviados al limbo (en este caso, la mismísima Zona Fantasma de los cómics del kryptoniano). 



Tras la “caída de gracia” de Singer, la oportunidad para regresar a Superman a la estratósfera de la taquilla ha recaído en Zack Snyder, quien cuenta en su filmografía con títulos como 300 y Watchmen, ambos basados en cómics, lo que sin duda le sirvió como entrenamiento para rodar Man of Steel (El Hombre de Acero), su examen de titulación en el subgénero superheroico, del cual sale bien librado.

Producida por Christopher Nolan y escrita por David Goyer, ambos responsables de la reciente trilogía fílmica de Batman, The Man of Steel sirve como un reinicio o reboot para la franquicia de Superman, dejando de lado los cinco largometrajes previos del personaje, para presentar al emblemático superhéroe a nuevas generaciones. 


Al igual que Superman (Richard Donner, 1978), Man of Steel ocupa buena parte de su arranque en Krypton, lugar de origen de Kal-El/Clark Kent/Superman, donde conocemos a los padres del futuro protector de la Tierra, así como al General Zod (Michael Shannon) y sus cómplices, quienes intentan dar un golpe de Estado, lo cual termina costándoles la libertad. Vale decir que esta nueva versión presume por primera vez en el cine un panorama del planeta originario de Superman (cuyas criaturas y ambientes recuerdan de cierta forma a la más reciente trilogía de Star Wars, por cierto), alejándose bastante del Krypton presentado antes por Donner.


Coincidente con el 75 aniversario de su primera aparición impresa a cargo de Jerry Siegel y Joe Shuster, Man of Steel apuesta por un ritmo vertiginoso, cargado de acción (afortunadamente Snyder ha dejado atrás su repetitivo uso de la cámara lenta), en el que las escenas de calma casi siempre son el precedente de un encontronazo entre el héroe y el General Zod, quien tras escapar de la Zona Fantasma (una especie de prisión criogénica espacial), busca destruir a Kal-El en venganza por el destierro provocado, en parte, por Jor-El, padre del kryptoniano. 

A diferencia de la cinta de 1978, que dedicaba su primer tercio (más de cuarenta y cinco minutos) a narrar el origen y juventud del personaje, antes de mostrarnos a Superman, en la nueva versión esto sucede con una serie de flashbacks que, a lo largo de la película, presentan diversos momentos de la niñez y adolescencia del solitario Clark Kent, un nómada, un outsider que no logra encajar en la sociedad humana, tras conocer su origen extraterrestre.


Snyder y compañía entregan una historia de origen no solamente entretenida, sino muy emotiva, en la que se encuentran diseminados pequeños guiños al mito de Superman, al desarrollo de sus poderes, a personajes de apoyo, al entrañable Christopher Reeve e incluso a historias impresas del personaje (Birthright, All-Star Superman o Secret Origin, por ejemplo). Aquellos que gustan de buscar en el personaje alegorías religiosas, quedarán más que satisfechos, pues por los menos existen tres detalles en Man of Steel que retratan esto a la perfección, siendo uno la escena en que un Superman (a quien apenas se refieren como tal en la película), abierto de brazos cual Cristo, recibe un voto de confianza de Jor-El, quien manda a la Tierra a su único hijo, como salvador (You can save her…you can save all of them).


Más allá de algunos trucos (¿huecos?) que buscan agilizar la trama y permitir convenientemente que los villanos de la cinta sean rivales a la altura de Superman (¿cómo carambas son tan fuertes si han recibido la radiación de nuestro sol menos de 24 horas?), tal vez la parte más débil de Man of Steel recae en Amy Adams, quien interpreta a la infaltable reportera Lois Lane, eterno interés romántico del héroe, cuya participación es poco lucidora principalmente por culpa del guión, que brinda pocos detalles sobre el personaje y la utiliza más como un recurso argumental (los espectadores apostarán que Lane también tiene un superpoder, el de la omnipresencia), lo que hace que sus acciones y permanencia a lo largo de la película sean un tanto forzadas. 

Fuera de ello, el resto del ensamble no falla. El carismático Henry Cavill (primer británico en personificar en el cine al símbolo estadounidense por excelencia), más que buscar parecerse a Christopher Reeve, tiene un aire más cercano al de Tom Welling, el Clark Kent de la maratónica serie televisiva Smallville (2001-2011), lo cual sin duda no es una coincidencia y busca explotar la simpatía del público televisivo. Cavill retrata a la perfección la mezcla de inocencia, bondad, poderío, disciplina y estatura moral de Superman, sin caer en lo ñoño, mientras que su contraparte, Michael Shannon, se muestra como un militar cegado por el deseo de venganza, para quien el fin justifica los medios. 

Junto con Diane Lane como Martha Kent, una sorpresa agradable es la de Kevin Costner en el rol de Jonathan Kent, quien posiblemente sea quien tiene las escenas y diálogos más memorables de la película, en las cuales asienta el amor y confianza que tiene depositados en su hijo Clark, lo que hace que incluso con pocos minutos a cuadro, Papá Kent se convierta en un personaje que se gana el interés y aprecio del público. Cosa contraria sucede con Jor-El (Russell Crowe), quien sirve como guía holográfico del héroe (un guiño al rol de Marlon Brando en Superman), con el cual existe una lógica relación distante, casi de perfectos desconocidos.


Sobra decir que los efectos especiales son de primer nivel (a pesar de que el 3-D en el formato IMAX es prácticamente inexistente) y que el soundtrack de Hans Zimmer embona a la perfección con la trama (incluso podría asegurarse que el luminoso tema de John Williams no encajaría del todo, de haberse utilizado), lo que hace de Man of Steel y su sorprendente conclusión una película bastante visible y digna de verse dos veces en la pantalla grande, en donde sin duda alguna será muy bien recibida por el gran público, lo que garantizará la realización de secuelas y que el esperado filme de la Liga de la Justicia reciba "luz verde".

En una industria cinematográfica que ha abusado de las secuelas y precuelas sobre personajes del cómic, Man of Steel es un producto refrescante, divertido e incluso atrevido, tal como en su momento lo fuese el primer Iron Man, hace ya cinco años.





Datos friki (podrían considerarse SPOILERS)
  • Contrario a lo esperado, Man of Steel no cuenta con alusiones claras, visibles y directas a otros superhéroes de DC Comics, si bien muestra referencias a Lexcorp, empresa del villano Lex Luthor
  • A diferencia de la pauta marcada por Marvel Comics, Man of Steel no tiene escenas post-créditos
  • Contrario a la tradición, Superman no recibe su apodo por parte de Lois Lane.
  • Esta película marca la primera ocasión en que no aparece Jimmy Olsen, fotógrafo del Daily Planet

2 comentarios:

Unknown dijo...

Yises, Mi Alma Llora Friki.....

zolths dijo...

Falto la referencia a empresas wayne en el satélite.