28 septiembre, 2012

DREDD 3D: LA RESEÑA COMIKAZERA


Everardo Ferrer
Invitados por Artes9.com y Corazón Films, asistimos a la premiere de Dredd 3D, extrañamente rebautizada en español como El Juez del Apocalipsis, y pudimos constatar que esta vez el personaje es llevado dignamente al cine.

No, no es un remake como se empeñan en llamarle los críticos especializados en cine; sin embargo, es inevitable hacer una comparación entre El Juez, protagonizada por Sylvester Stallone (y su estentóreo I am the law!) y esta nueva cinta estelarizada por Karl Urban (quien jamás muestra el rostro, cual debe de ser), pues mientras la primera es una versión bastante light del personaje, hecha para lucimiento de la estrella (y su patiño), en esta nueva producción, la estrella es el personaje, y esa diferencia es verdaderamente sustancial.

Dredd se ubica en un futuro cercano, y todo lo que sucede a lo largo de la cinta es aterradoramente posible. Acudiendo  al 3D más por tendencia actual del cine, que por ser una necesidad básica, la historia se auxilia de efectos especiales bien logrados, pero que en definitiva, no hacen la película.

La trama se maneja como una unidad independiente, una obra en sí misma, lo cual la hace tan comprensible como disfrutable, no sólo para los seguidores, sino incluso para quienes desconocen al personaje; cuenta con un principio, un desarrollo y un fin, sin hacer alusiones a un origen, o guiños a una posible secuela, lo cual habla muy bien de la producción, pues no basa el posible éxito en las mercancías alusivas que puedan generarse para su  venta, fórmula que ha hecho que las películas superheroicas sean prácticamente consideradas como anuncios comerciales de hora y media. Es una obra tan autocontenida, que toda la cinta transcurre en un sólo día, en una trama bien manejada.
Hace mucho que no veíamos una adaptación que le hiciera justicia a un personaje de cómics, en donde se respetara completamente su esencia, trasladando totalmente su espíritu a la pantalla. Será porque Dredd es un personaje que carece de superpoderes, por lo que puede colocársele en un entorno real y hacerlo creíble, tanto como a las situaciones por las que pasan él y la novata Anderson, quienes enfrentan a la villana Ma-Ma y su cártel, lo que desata la hiperviolencia que se vive en la pantalla, dura, y cruda, pero totalmente justificable. Algo lamentablemente muy semejante a lo que se vive actualmente en la realidad mexicana.
Más apegado al Dredd de la revista 2000 AD, y sin la fastuosidad ni ¿comicidad? de la versión de Danny Cannon, esta película, evidentemente influida por el cine de acción europeo y oriental, es también un homenaje al cine de Serie B, con sus dosis de gore y splatter-punk, en donde se mezclan los efectos tradicionales con los creados por las nuevas tecnologías, logrando un híbrido interesante, tan enfermo como atractivo, y tan gráfico como en el cómic.
La respuesta en las taquillas estadounidenses no ha sido la mejor, pero es comprensible al ser un público más afecto a los personajes súper poderosos con capas de factura gringa, que a un simple policía de élite futurista. Lo interesante será ver que reacción genera en Gran Bretaña, cuna del personaje.

Sin duda, Dredd será valorada como se merece en su paso al formato casero, que es lo que últimamente está pasando con las películas que valen la pena, pero que pasan prácticamente desapercibidas en su corrida comercial.
 Jorge Tovalín


Tras filmar la película sobre el apartheid Endgame, el director Pete Travis recibió el encargo de regresar a Sudáfrica para armar una nueva versión cinematográfica de Judge Dredd, personaje clásico del cómic moderno y uno de los estandartes de la historieta británica.

Apostándole a rostros medianamente conocidos, como la guapa Lena Headey (la reina de los espartanos en 300) o el mismo Keith Urban como Dredd (a quien recordarán por su rol de Éomer en las dos segundas partes de la trilogía de El Señor de los Anillos), Travis y compañía se dieron el lujo de prescindir del atractivo físico de ambos, para mejor concentrarse en presentarnos lo que sería un día cualquiera en la vida de un Juez: balaceras, sangre cuasi-naranja, sesos reventados y mucha brutalidad.
La historia del policía incorruptible que se enfrenta a la amenaza de una nueva droga ya la hemos visto (¿Robocop 2?) y la mancuerna del policía experimentado y el novato es bastante añeja, pero aún encontrándonos con una trama que no pretende descubrir el hilo negro, se trata de un filme bastante sincero en su intención de entretener.
Con un look de película ochentera de Serie B, pero con un presupuesto mediano (apenas 50 millones de dólares), Dredd mezcla un tanto de premonición social, gore y ligerísimas pinceladas de humor. De hecho, no recuerdo haber visto en un complejo de cine escenas de acción tan sangrientas desde la cuarta entrega de Rambo (2008).

Donde tal vez falla Dredd es en que no termina de transgredir completamente. La prueba es la escena en que el Juez es perseguido por una inmensa cantidad de metralla. Cuerpos inocentes caen por decenas, pero un niño pequeño sobrevive, para complacencia del público (un freno de mano para salvaguardar la clasificación, seguramente).
Sin presentarnos origen o dato alguno de su protagonista, del que prácticamente el espectador desconoce casi todo (sabemos que su única motivación es el cumplimiento de la ley), no queda sino entretenerse con la matazón encabezada por Dredd, o tratar de encontrarle gracia a la novata cobardona Juez Anderson, que como todo rookie que se precie de serlo, solamente brilla realmente hacia el final de la película.
Eso sí, es de admirarse que, en tiempos en que los actores que protagonizan las recientes cintas de los héroes de la Marvel buscan la menor provocación para mostrar sus rostros a la cámara, un actor como Karl Urban haya aceptado apegarse a la historia del personaje y jamás aparecer sin el casco característico del justiciero creado por John Wagner y Carlos Ezquerra.

Agustín "Pepper" Amezcua


Vamos bien desde el principio: éste, para nuestra suerte, no es el Dredd de Stallone. Con esta cinta nos aproximamos más a las hiperviolentas aventuras del juez impresas en 2000AD que a la secuela de Demolition Man.

La acción, desarrollada en una Mega-City One, más cercana a nuestros tiempos que al siglo XXII, nos pone ante la total decadencia de la sociedad después de una guerra nuclear, en la cual los jueces son la única ley y ni siquiera ellos son suficientes.
Karl Urban en el papel del juez Joseph Dredd hace una interpretación como sacada de la mente de John Wagner y porta un semblante que recuerda mucho al Judge Dredd del puchero eterno dibujado por Brian Bolland.
Cabe notar que esta cinta empata con el 35 aniversario del personaje y con la noticia de su publicación de nueva cuenta en Estados Unidos por parte del sello IDW.
La película no tiene mayor problema que el abuso de lo que me gusta llamar el Síndrome Zack Snyder: demasiada cámara lenta, aunque bien justificada en la trama. Así que si son fans del personaje o les da curiosidad la película vayan a verla, que saldrán satisfechos de un dinero bien gastado.
David M. Jiménez
Sin duda alguna, la nueva versión de Dredd es mucho más real y como suele pasar con los filmes sobre superhéroes en estos tiempos, es más oscura. De hecho aquí la sorpresa fue ver que sí se puede hacer más oscuro a Dredd. En realidad lo que más asusta es que a pesar de que la historia se sitúa en el futuro... parece la época actual.

La tecnología 3D se aplicó de forma soberbia, aunque hay que señalar que no es una película para estómagos débile. No se la pueden perder.

Mario Cárdenas (Comikazero honorario)
A decir verdad no sabía que esperar de Dredd, pues sólo tenía vagos recuerdos de la película noventera protagonizada por Sylvester Stallone.

La trama en Mega City-One se ubica en un futuro más cercano que el que nos presentó su predecesora: la decadencia de un mundo devastado, la violencia en las calles y las peleas entre pandillas parecen formar parte de la cotidianeidad; aun así aparecen los Jueces, que son policía, jurado y verdugo al mismo tiempo… pero ni ellos parecen ser suficientes.
La actuación de Karl Urban dándole vida a Dredd no tiene desperdicio, pues le crees el personaje desde los primeros minutos de la cinta, que tiene buenos efectos especiales (aunque siento que abusaron del efecto en cámara lenta, pero bueno, está justificado en la historia), además de que las secuencias de acción están bien hechas.

Ya sea que quieran pasar un buen rato o que en verdad sean fans del personaje, la película no los va a decepcionar.

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